Finalmente ya estamos de vuelta... Indonesia nos ha dejado muy buen sabor de boca. Es un país muy poco explotado para el turismo, al menos en las zonas en la que estuvimos, y eso aunque tiene sus inconvenientes (carreteras y hoteles precarios entre otras instalaciones) sobre todo es una ventaja ya que nos ha permitido ver una cultura en su estado puro.

La gente de indonesia es excepcional. Siempre dispuestos a echarte una mano de forma incondicional. Puesto que no están muy acostumbrados al turismo no lo hacen esperando sacar algo de ti sino que su ayuda es sincera. Un ejemplo: en Jogyakarta fuimos a visitar un templo que estaba cerrado. Preguntamos a un hombre en el mercadillo callejero y dejó su puesto y se vino con nosotros, colándonos por la parte de atrás. Después de estarse casi una hora con nosotros y dejar su negocio desatendido, le quisimos dar una propina y no aceptó. Nos dijo que él nos lo enseñaba porque vivía allí y quería que lo conociéramos pero no quería nada a cambio.

En zonas como Sulawesi todo el mundo te va saludando con una sonrisa en la boca y con un "Hello mister!" No había dicho tantos hello juntos desde que vinimos de China... De verdad, aunque sea un tópico lo mejor que nos encontramos en el país fue la gente.

De sitios para ver, pues decir que la selva de Sumatra es espectacular. Pudimos hacer un treking viendo orangutanes en libertad. Además Berastagi me sorprendió bastante, ya que pudimos experimentar la vida auténtica en Indonesia. Los templos de Borobudur y Prambanan en Jogyakarta son una maravilla. Pero sin duda lo que más nos llamó la atención fue Tana Toraja en Sulawesi, una cultura que gira en torno al entarramiento. Allí pudimos acudir a un funeral y la experiencia fue inolvidable. Es increíble las tradiciones que tiene la gente que vive en este lugar tan remoto del planeta. Después de Tana Toraja visitamos Bira para pasar unos días de playa. Aunque las instalaciones eran precarias la playa era espectacular., de las más bonitas que hemos visto. Y desde aquí volvimos a la civilización via Kuala Lumpur: mega-centros comerciales, rascacielos como Las Petronas, etc.

También tengo que contar que sufrimos un percance de salud en el camino. En Jogyakarta le picó a Susana por la noche algo en la pierna, como si fuera un mosquito. Salimos de viaje hacia Tana Toraja y cuando llegamos allí después de un día de viaje, Susana no podía andar. Tenía la pierna totalmente inflamada desde el glúteo a la rodilla y un agujero negro de 3cm y medio. Allí visitamos al doctor Marsuki y en unas condiciones muy precarias nos atendió bastante bien. Nos dijo que el veneno que tenía era como de una serpiente, aunque no era una serpiente porque no tenía la marca y se Susana se hubiera enterado cuando le picó. Nos dio antibióticos y nos dijo que de momento no fuéramos al hospital (que nos pillaba a 12 horas en coche) sino que le visitáramos todos los días y que él la iba a tratar. Como no tenía fiebre así hicimos. A los dos días le empezó a bajar la inflamación y a supurar la herida. El doctor Marsuki nos dio antibióticos para el resto del viaje y aguantamos hasta Madrid. Las condiciones sanitarias en Sulawesi son muy precarias, pero se desvivieron por atendernos y en todo momento estuvimos bien cuidados. Tendríais que ver cómo era la consulta del médico... pero ante todo ¡gracias doctor Marsuki! Eso sí, cuando llegamos a Madrid fuimos al hospital y aquello parecía un capítulo de house: un montón de doctores mirando que era eso que tenía en la pierna y que traía de Indonesia. En el hospital, finalmente tuvieron que quitarle la infección con un bisturí en un quirófano y la consecuencia fueron 15 días sin poder andar y una cicatriz en forma de circulo de 3.5cm. En fin, gajes de la vida del viajero... Pero bueno, Susana ya está bien y eso sí, cada vez que lo cuenta no veáis como alucina la gente.

Como conclusión del viaje, solamente decir que Indonesia nos ha fascinado. Pero es tan grande que todavía nos quedarían al menos cuatro viajes más para conocer todo lo que nos dejamos atrás.

El itinerario final que realizamos fue el siguiente: